miércoles, 19 de enero de 2011

Mario Vargas Llosa, el diamante inca


Resultó ser una decisión complicada. El Nobel era lo único que le faltaba. Cada año -no siempre- cual Borges en vida, era firme candidato a ganarlo y a la final no se lo concedían. Hubo algunos quienes recientemente nos dejaron por el camino y que también merecían esa presea, como Miguel Delibes. Cuando se tomó en reyerta con Gabriel García Márquez, daban su carrera por muerto. Luego de tantos galardones, le llega el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Se rumorea que sería borrado de la nómina de la Academia Sueca para cuando se presenta a las elecciones presidenciales de 1990, donde fue derrotado por el que resultó ser, para mí como para casi todos, el peor presidente de la historia del Perú.
El palmarés continúa acrecentándose y en 1994 obtiene el Premio Cervantes. Pese a la publicación de sus memorias (El pez en el agua) y a su a veces odioso derechismo, sigue postulado para el Nobel.
Mario Vargas Llosa publicó en 1959 Los Jefes, una colección de cuentos con la cual ganó el Premio Leopoldo Alas, debutando con el pie derecho en la literatura universal. La fama le correspondió cuando por su novela La ciudad y los perros recibió el Premio Biblioteca Breve en 1963. El resto de la historia es harto conocido.
Se habló mucho de la presunta "maldición Nobel". Es una pena que Vargas Llosa salió triunfante en las postrimerías de su vida. Sí, es envidiable la suma de diez millones de coronas suecas equivalentes a un millón y medio de dólares en cheque, el diploma y la medalla de oro que el Rey de Suecia Su Majestad don Carlos Gustavo XVI le entregó el pasado 10 de Diciembre tras los actos de protocolar reverencia. Empero más vale que suceda un milagro para que el más ilustre peruano vivo sea longevo y disfrute lo suficiente del Nobel. Su nueva novela "El sueño del celta" promete Vargas Llosa para rato. Los escritores primerizos no tenemos que dejarnos llevar por probables historias de mera casualidad. Si bien es necesario que un escritor o escritora "joven" vuelva a ganar un Nobel de Literatura (porque tal cosa no acontece hace mucho) no hay que dejar de escribir, generar y combinar personajes, situaciones, realidades y ficciones para concretar una idea atrayente plasmada en una obra maestra. Estoy convencido de que Paraguay tendrá, no uno, sino varios Premios Nobel de Literatura. A estas alturas el compatriota Néstor Amarilla demostró que nuestra nación culturalmente no se conforma con migajas y no se abstrae más tanto de los círculos literarios de relieve. Las generaciones nuevas van a culminar lo que don Augusto Roa Bastos no pudo y/o no le dejaron: ir más allá del Cervantes.
El británico Rudyard Kipling es hasta nuestros días el más joven receptor del Premio Nobel de Literatura. Tenía 42 años en 1907. Demostró que Inglaterra no se quedó estancada en la Era Victoriana y que había más para mostrar y deslumbrar al resto del planeta. Mario Vargas Llosa, con sus 75 años a cumplir el 28 de Marzo de 2011, nos enseña con su perseverancia que las peleas se terminan ganando CONTRA VIENTO Y MAREA.

¿Qué pasa con el cáncer?

En mi infancia, al igual que la de mucha gente coetánea, la enfermedad de moda era el SIDA. Hoy de joven, lo es el cáncer. El famoso o la famosa que muere nomás lo hace víctima de algún cáncer.
Se me quedó para siempre en la mente el siguiente motivo por el cual aparece un cáncer, de los tantos que explican: acumulación indebida de células.
Factores como el humo de los vehículos y del cigarrillo, abuso de comidas y bebidas, entre otros, creo que están siendo desplazados por una idea que, digamos, no cobra fuerza aún, o acaso no lo haga, pero que ya forma parte de la creencia de algunas personas a medida que pasa el tiempo. Sabemos que la muerte es lo único sinceramente anárquico y coherente que existe.
Acompañada por la enfermedad, no respeta a nada ni a nadie. Cuando murió de un cáncer el ex tecladista de Pink Floyd Richard Wright, hubo gente que cayó en ese pecado intelectual que reza: "¡Pero qué raro, Inglaterra, un país de avanzada!".
El cáncer se halla asesinando a mansalva con mayor peso que antes. Esa creencia a la que me refería es una duda digna para que Descartes se revuelque en su tumba con sus ridículas dudas: ¿El cáncer está en el aire? Si no es el cáncer ¿qué hay en el aire? El aire sigue descuidándose y puedo decir que no es el mismo aire fresco que yo respiraba en 1996, hablando mal y pronto a lo Heráclito.
Volviendo a lo de plagas en boga, cuando vi en CNN la confesión de seropositivo hecha por el saltador Greg Louganis, era la época en que todavía fallecían de SIDA personas de renombre para impacto de un show business soberbio y sin conciencia.
Ahora ya no estamos en los 80', en los 90' ni en los 2000. Pero pareciera ser que la historia se reitera. Ese mismo negocio del espectáculo por lo visto no aprendió la lección.
El miedo vuelve a sembrarse. Dennis Hopper cayó en desgracia y Michael Douglas se curó tras breve y rápido tratamiento. De morir antes que su padre Kirk y éste lo entierre y sobreviva, sería, a decir de Joaquín Sabina, una broma macabra. Porque la costumbre con la que se nace en una familia es la del hijo jovial, fuerte y cuerdo como sucesor del padre retirado, viejo y "ya vivido".
Fijándonos en nuestra jungla, han partido rumbo a lo desconocido enfermos de cáncer como los colorados Julio César Fanego, Benjamín Maciel Pasotti, Carlos Facetti...
Pienso que se debería estudiar la posibilidad de que en el aire ocurren cosas. Como cualquier otro mal, el cáncer dijo presente siempre, sólo que fue descubierto según la lenta evolución de la ciencia humana. Y los seres humanos que creen o aparentan ubicarse invulnerables y mejores por encima del resto, pues, demuestren sinceridad. Si tanto se aman y creen que no les pasará nada en absoluto, revísense. Aprovechen lo que tienen a su alcance, a ver si les sirve de algo por si las moscas de repente caen en su sopa.
Mientras, en el anonimato, los del día a día, algunos comparten merecidamente la culpa de los otros diferentes a ellos, otros de manera inmerecida. Porque por esos misterios contemporáneos del destino, el deceso producido por el cáncer es inexplicable. Sea entonces recomendable no dejar pasar los controles médicos pertinentes.

Malcolm y Dio

2010 fue un año en el cual después de mucho tiempo el rock volvió a recibir grandes golpes bajos. Sin olvidarme del estado de salud de Gustavo Cerati, del que fanáticos y casi también no fanáticos piden por su respectiva mejoría, este año que pasó, los dos riñones del rock (el punk y el heavy metal) perdieron dos importantes representantes.
Quienes no gusten del rock, es comprensible que consideren que Malcolm McLaren y Ronnie James Dio no sean importantes para ellos en nada, sino el mismo pensamiento de siempre: borrachos, drogadictos, mujeriegos, homosexuales o bisexuales, asexuados, raros, satánicos y demás. Respeto, disiento y comparto algunas afirmaciones, pero no por ello habría que encasillar al amante del rock como rockero, y que el rockero, escuchando a sus ídolos, va a imitar o superar el lifestyle de estos y no va a escuchar otra cosa que rock, siendo que no siempre ocurre eso. Hay lamentables excepciones (véanse: suicidios de jóvenes estúpidos tras escuchar una canción o un disco, o parte de él).
A mí nunca me gustó Dio de lo poco que lo escuché. Cuando me hablan del inventor del gesto de los cuernos con los dedos, me río.
Freddie Mercury en un concierto de Queen ya lo había hecho, pero sí, Dio lo utilizó frecuentemente y lo popularizó. Es verdad que no se lo salió del alma, porque le enseñaron de chico en su casa. Pero el antes mencionado fue un adelantado, cosa que de seguro los metaleros en su mayoría difícilmente reconozcan y comiencen los vilipendios vanos debido a su fanatismo idiota.
El tema Stars, del supergrupo Hear N' Aid, que Ronnie formó en 1985 durante el furor causado por las superbandas y macroconciertos realizados con motivos benéficos, marcó un antes y un después en el heavy metal, aventajando al punk. Reunir lo que se pudo del mejor metal en su momento para un single así es algo pendiente y ya tal vez imposible para el punk. Los punks fueron más práctios que los metaleros con el lema "Vive de prisa, muere joven". Tan sólo quedan ruinas del punk que realmente gustó y no esa bazofia de Green Day. Malcolm y Ronnie murieron de cáncer de hígado y estómago respectivamente. Ambas muertes produjeron reconciliaciones tardías: Las condolencias de Ozzy a la familia de quien en vida él amenazó de muerte y las de Johnny Rotten, que debe estar principalmente agradecido porque si no fuera por la tienda erótica SEX no hubieran sido jamás descubiertos los Sex Pistols.
De ambos funerales, el que más me llamó la atención fue el de McLaren. Éste no dejó hijos naturales, pero Dio sí. Uno de ellos pidió a los presentes a cuidar su salud para no acabar como su padre. Algunas sectas y religiones se expresaron en contra del memorial de Dio por razones obvias que no hacen falta mencionar. En cambio, la despedida de McLaren fue otra cosa. Su ex pareja Vivianne Westwood pidió un minuto de... ¡DESORDEN!, cumplido a cabalidad por los seguidores presentes en su memoria. Fue un adiós más original, inesperado y extravagante. Se sintió nostalgia por aquel 1977 que nunca más se repetirá, donde quebró el heavy, el rock, quebró todo... por un instante utópico.