miércoles, 19 de enero de 2011

Malcolm y Dio

2010 fue un año en el cual después de mucho tiempo el rock volvió a recibir grandes golpes bajos. Sin olvidarme del estado de salud de Gustavo Cerati, del que fanáticos y casi también no fanáticos piden por su respectiva mejoría, este año que pasó, los dos riñones del rock (el punk y el heavy metal) perdieron dos importantes representantes.
Quienes no gusten del rock, es comprensible que consideren que Malcolm McLaren y Ronnie James Dio no sean importantes para ellos en nada, sino el mismo pensamiento de siempre: borrachos, drogadictos, mujeriegos, homosexuales o bisexuales, asexuados, raros, satánicos y demás. Respeto, disiento y comparto algunas afirmaciones, pero no por ello habría que encasillar al amante del rock como rockero, y que el rockero, escuchando a sus ídolos, va a imitar o superar el lifestyle de estos y no va a escuchar otra cosa que rock, siendo que no siempre ocurre eso. Hay lamentables excepciones (véanse: suicidios de jóvenes estúpidos tras escuchar una canción o un disco, o parte de él).
A mí nunca me gustó Dio de lo poco que lo escuché. Cuando me hablan del inventor del gesto de los cuernos con los dedos, me río.
Freddie Mercury en un concierto de Queen ya lo había hecho, pero sí, Dio lo utilizó frecuentemente y lo popularizó. Es verdad que no se lo salió del alma, porque le enseñaron de chico en su casa. Pero el antes mencionado fue un adelantado, cosa que de seguro los metaleros en su mayoría difícilmente reconozcan y comiencen los vilipendios vanos debido a su fanatismo idiota.
El tema Stars, del supergrupo Hear N' Aid, que Ronnie formó en 1985 durante el furor causado por las superbandas y macroconciertos realizados con motivos benéficos, marcó un antes y un después en el heavy metal, aventajando al punk. Reunir lo que se pudo del mejor metal en su momento para un single así es algo pendiente y ya tal vez imposible para el punk. Los punks fueron más práctios que los metaleros con el lema "Vive de prisa, muere joven". Tan sólo quedan ruinas del punk que realmente gustó y no esa bazofia de Green Day. Malcolm y Ronnie murieron de cáncer de hígado y estómago respectivamente. Ambas muertes produjeron reconciliaciones tardías: Las condolencias de Ozzy a la familia de quien en vida él amenazó de muerte y las de Johnny Rotten, que debe estar principalmente agradecido porque si no fuera por la tienda erótica SEX no hubieran sido jamás descubiertos los Sex Pistols.
De ambos funerales, el que más me llamó la atención fue el de McLaren. Éste no dejó hijos naturales, pero Dio sí. Uno de ellos pidió a los presentes a cuidar su salud para no acabar como su padre. Algunas sectas y religiones se expresaron en contra del memorial de Dio por razones obvias que no hacen falta mencionar. En cambio, la despedida de McLaren fue otra cosa. Su ex pareja Vivianne Westwood pidió un minuto de... ¡DESORDEN!, cumplido a cabalidad por los seguidores presentes en su memoria. Fue un adiós más original, inesperado y extravagante. Se sintió nostalgia por aquel 1977 que nunca más se repetirá, donde quebró el heavy, el rock, quebró todo... por un instante utópico.

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